ACOMPAÑA PERO NO ENTIERRA

El Cokeado ganó un partido muy importante en post de la clasificación. No jugó del todo bien, pero encontró el arco contrario cada vez que lo necesito. Fue 3 a 2 a Funebreros. Silencio de tumba.

En el marco de la ante-última fecha de la fase regular del Torneo Universitario, el Cokeado enfrentó en el predio del Bajo al equipo de los Funebreros.
El partido se presentaba complicado desde el primer minuto para los borratintos. El equipo volvió a lucir cortado en la mitad de la cancha, por lo que no lograba armar juego para abastecer a los delanteros, ni tampoco podía frenar los ataques de Funebreros que se posicionaban como los dominadores del cotejo.
La defensa era desbordada constantemente por los laterales fúnebres, y las opciones de gol eran esterilizadas por la buena actuación de Ale Bortis, que otra vez tuvo que reemplazar al “Rey Sol” Cusi, y por la impericia de los propios atacantes de Funebreros. El Cokeada sólo arrimaba peligro de contragolpe, acudiendo a la velocidad de la “flecha”, a la ductilidad del “espanta”, y a la polenta (auspicia este comentario: Prestopronta) del Peje.
Cuándo, promediando el primer tiempo, el Cokeado obtuvo un corner a favor, la hinchada borravino se preparó ansiosa para ver el cabezazo del espantapájaros, el frentazo de Pelufo, o una jugada asociada entre tito y garrafa (al mejor estilo hermanos Korioto), pero no. El pelotazo de “la flecha” Tavechio jamás se transformó en centro, todo lo contrario, fue un tiro libre milimétrico que superó al arquero y a un defensor, para abrazarse con la red y hacer delirar a toda la parcialidad cokeada. Otra historia será hablar del viento, de la escuadra de la cancha, o si quizo hacer realmente eso. Lo cierto es que la apertura del marcador fue a través de un gol olímpico de la flecha.
Luego del gol el Cokeado emparejó el trámite del partido, aunque Funebreros seguía arrimando peligro, sobre todo por las bandas.
La segunda parte presentó un partido de ida y vuelta, con la mitad de la cancha utilizada como zona de tránsito, y con las defensas replegadas cerca de su arco. Y entre tanto ida y vuelta Funebreros terminó convirtiendo el gol del empate. En ese momento pareció que el Cokeado había sentido el duro impacto, y que podía perder el partido. Pero esa sensación duro tan sólo alguno minutos, ya que el equipo se repuso y fue nuevamente en busca de la victoria.
Fue así que, en el cobro de un tiro libre en la puerta del área rival, el peje amagó el disparo a puerta, la picó suavemente por sobre la barrera, y asistió al espanta que la acomodó y definió con la cara externa de su zurda goleadora. Dos a uno y a aguantar.
Funebreros se vino (¡que rico!) con todas sus fuerzas a tratar de encontrar nuevamente el empate. Pero la defensa comandada por el mariscal Esteban y sus fieles soldados Pollo, Pelufo y Martia, estaban decididos a no dejar pasar una pelota mas. Lo que se dice un piquete cokeado.
Y en uno de los embates fúnebres Esteban logra recuperar el balón y mete un pelotazo certero al campo contrario, para que el espantapájaros la aguante con el cuerpo, se ponga de cara al arco y defina con la derecha (en el entretiempo un gurú de la tribu "Capochas" le había vaticinado un gol de derecha). Tres uno y a lavar los baldes.

Esteriles fueron los intentos de Funebreros por quebrar la barrera defensiva cokeada. Aunque al final, y de la única manera que podía suceder, a través de un tiro libre consiguieron el descuento. Pero la historia ya estaba sentenciada. Una nueva victoria Cokeada que deja muy bien ubicado al equipo de cara a lo que se viene en el torneo.